Algunas lecturas sentimentales

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Resumen

Hablar de un libro a veces supone revisar las lecturas que uno hizo de él. Por lo mismo, me gusta pensar que las que se pueden hacer de La nueva novela (1977) están lejos de acabarse. El libro fue concebido como una trampa y, como tal, cualquier prejuicio que tengamos arriesga ser destrozado apenas entremos de nuevo en sus páginas. Ahí está su gracia (y su maldición), capaz de perpetuarse a lo largo de los años como esas paradojas falsas que brillan dentro del volumen. Anoto esto por una razón sencilla: me interesa la fragilidad en la que La nueva novela deja a sus lectores, como si cierta perversión en su diseño hubiera contemplado la multiplicación viral de las interpretaciones posibles, una hipertrofia que quizás es la mejor de las bromas que Martínez propone.

Álvaro Bisama
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