Cuba y nosotros

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Resumen

No parecía, en sus primeras etapas, que la Revolución Cubana seguiría los modelos de represión intelectual de los países del bloque soviético. Cuarenta años después —advierte Jorge Edwards— no hay duda de que a poco andar hubo signos inquietantes y preclaros del rumbo que iban a tomar las cosas en la isla. ¿Cómo fue que los intelectuales y escritores de afuera, los de las capitales de la lengua española, los de París, no lo percataran? ¿Por qué el entusiasmo con el castrismo fue tan persistente, prolongado y resistente al análisis? El escritor chileno rememora en estas páginas episodios de su contacto directo e indirecto con el régimen castrista entre los años 1958, comienzos de la Revolución y 1974, cuando empieza a formarse, en torno a Octavio Paz y después a la revista Vuelta, un grupo de escritores, artistas e intelectuales iberoamericanos de tendencia liberal o socialdemócrata, en contraste con los sectores castristas y marxistas. La tajante división que devino en el mundo de la lengua española como manifestación de la Guerra Fría, todavía sobrevive de alguna manera y solo podrá terminar de verdad, a juicio de Edwards, cuando comience la transición cubana.

Jorge Edwards
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